martes, 21 de julio de 2015

Origen del nombre de Las Rosas

Hace algunos días tuvimos el agrado de compartir un almuerzo en nuestra casa familiar de Las Rosas con el Sr. Nelson Soto Candia, ex alcalde de Ñiquén y hasta hace poco tiempo profesor y director de la Escuela de Las Rosas. Él fue profesor de mi madre hace algunas décadas y también conocido de mi abuela, él mismo nos expresó que ella siempre estaba dispuesta a realizar cualquier actividad por su localidad.

Entre varias cosas hablamos del nombre del sector: Las Rosas. Él nos contó que antiguamente en la entrada al camino se encontraban plantados varios rosales, que servían como referencia a las personas que habitaban la zona. Con el tiempo la gente decía que vivía "en las rosas" o que la carretela o auto las dejara "en las rosas".

Claro que antes, según se cuenta, existía el Fundo San Pedro en el sector. En el Censo de 1907 se menciona que la población de dicho Fundo era de 210 habitantes. En la siguiente imagen también se mencionan otros fundos como los famosos Zemita y Virgüin, tema del cual escribiré prontamente.


Fuente: Censo 1907, INE.


Según una de mis tías, las casas patronales de aquel fundo se encuentran todavía en pie y están cercanas al límite con el sector de Chacay Bajo, hecho que comprobé en mi último viaje. Muchas son las historias de fantasmas que se contaban -y se cuentan- habitaban las casonas patronales en Las Rosas. La existencia de un calvario también es un hecho confirmado por los mismos habitantes del sector. Esto se menciona brevemente en el libro Ñiquén, Una Perspectiva Hacia el Pasado y el Presente del destacado profesor e historiador Marcial Pedrero Leal, quien, por cierto, enseña en el Liceo de San Gregorio.  Para aquellos que no estén familiarizados con el término calvario, a continuación una breve explicación:

Según relatos de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el invierno era muy lluvioso y los caminos hacia el único cementerio cercano, el de San Carlos, estaban completamente inundados e intransitables. Los familiares de los fallecidos por enfermedades casi desconocidas en la época, tales como la viruela o tisis (tuberculosis) ante el temor de contagios en los demás familiares enterraban los cuerpos en lugares conocidos como “calvarios”. Estos actos por supuesto estaban prohibidos y eran sancionados por la policía de la época. 

Para terminar dejaré una foto de la portada del libro que mencioné anteriormente. Hay un gran trabajo del profesor Marcial tras este libro, que fue publicado en 1994. Invito a todo aquel que viva o vacacione en la comuna lo lea. Yo lo encontré en la Biblioteca Nacional y estoy segura que en la Biblioteca Municipal de Ñiquén deben tenerlo. 




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